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Ya está aquí “Desventura”, el nuevo disco de Mostaza Gálvez

«Desventura» ya está disponible en todas las plataformas digitales, y muy pronto en vinilo y CD.

 

Desventura es la nueva entrega de Guille Mostaza, productor en los estudios Álamo Shock y compositor, músico y cantante de aquel grupo de culto llamado Ellos, y el también compositor y cantante Frank Gálvez, actor vocal con una larga carrera tocando en diversas formaciones de las cuales destaca Gasca, uno de los grupos más respetables de la escena.

El segundo disco del dúo es algo que sorprende desde la primera escucha. Oyendo su trabajo anterior parece un grupo totalmente diferente, pero ojo, si repasamos las trayectorias de ambos artistas lo que se observa es una evolución lógica, con un pie en los sonidos de sus respectivos proyectos anteriores y el otro en un registro absolutamente nuevo. Y es que es difícil encasillarles y buscar similitudes ya que Desventura se despliega con un amplio abanico de géneros, bebiendo de aquí y allí, y añadiendo un poco de cosecha propia para conseguir ese algo tan personal. Powerpop, noise, synthpop, krautrock, new wave, disco, pop melódico de canciones redondas, pasajes ambient, efectos cinematográficos, caos, luz y oscuridad, todo con una brillante pátina de elegancia de resultado coherente y acabado impoluto sin perder ni un ápice de frescura.

Abre el disco “El audio”, una clara demostración de lo que está por venir: dos voces perfectamente empastadas, sintetizadores, bajo, guitarras, caja de ritmos y batería conviviendo en la misma canción con una perspectiva ácida, a veces más introspectiva, a veces más extrovertida pero siempre corrosiva y en el mejor de los casos irreverente. El disco ha sido registrado en su totalidad únicamente por Frank y Guille en los estudios de ese último y “Ambiciones”, ese himno a los perdedores en ritmo de medio tempo que ha servido como primer adelanto y que tan buena acogida ha tenido, nos enseña la minuciosidad de todo ese trabajo. No falta detalle. “Chica rara” hace gala de una electrizante línea de bajo y da ejemplo de esto tan característico que es la fusión de las voces de Guille y Frank. Dos voces muy diferentes, con Frank encargándose del registro grave y Guille del agudo, que sin embargo funcionan a la perfección cuando se escuchan juntas. “Arena y sal”, una de las canciones más luminosas del disco, representa ese recuerdo de infancia que en su día nos parecía algo común e incluso rutinario pero que a día de hoy se antoja como uno de los momentos más épicos de la vida. “La tormenta”, de ambiente claustrofóbico pero cautivador, nos habla de las heridas causadas por noches que parecen eternas hasta que el sol nos saca del error, en compañía de un piano a veces disonante y mantos de guitarras distorsionadas. “Discotecas” es una oda a las pistas de baile, una celebración del lado más luminoso y hedonista de este grupo que alterna claroscuros con pasmosa facilidad, nada queda forzado. “Entre tinieblas” nos vuelve a conducir por caminos extraños, con guitarras misteriosas y cadencia insistente, habla de la imagen deformada que devuelve ese espejo en el que es mejor no mirar. “Dónde y quién”, con temática que nos habla sutilmente de las fases finales de una relación destinada al fracaso a base excesos y reproches, de batería contundente y tímidos arreglos orquestales reinterpretamos por sintetizadores analógicos, tiene una de las estructuras menos convencionales de disco y un nervio que te transporta durante todo su minutaje, estallando al final en una catarsis guitarrera más deudora del krautrock que del pop de su primera parte. “Es así” nos lleva por los recónditos y difíciles conflictos familiares, de carencias emocionales y recuerdos rotos, en cambio “Cristal” nos transporta al día a día del empleado, a cenas de empresa, turnos de trabajo insípido y vidas vacías que buscan dar un giro. La sombra de la cotidianidad planea por el disco de principio a fin.

Desventura, de Guille Mostaza y Frank Gálvez, es un disco que seduce. Su diversidad, tanto lírica como musical, atrapa, y el esmero y el cuidado en la producción es el traje perfecto para esta ocasión. Emoción contenida en cada canción, desmesura controlada y sobre todo un algo indefinible que les hace destacarse como uno de los conjuntos más arriesgados, atrevidos y originales en lo que va de siglo.