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THE BRIGHT SOUNDTRACK FOR A WINTER S TALE – YA A LA VENTA

The Bright estrenan 12 canciones y el videoclip de su primer sg, "Your private garden", dirigido por Juan Marigorta, también productor del álbum. El disco aparece hoy tanto en formato físico como en digital a través de iTunes con un tema extra exclusivo.

El gran salto de The Bright

Hay primeros discos que son producto del empeño y otros que surgen por aclamación. Si se dan las dos premisas, enhorabuena. Y si el talento va de la mano del esfuerzo, si la inspiración se suma al bendito ensayo y error, hay razones de sobra para felicitar a sus protagonistas. Puede que en estos tiempos de urgencias se haya perdido cierto mimo para esa frase emocionante: el primer disco. Y que haya casos a los que les pase eso de, parafraseando a Javier Krahe: Yo, que aspiraba a la gloria de Cervantes, heme aquí, en la glorieta de Quevedo.

Con The Bright, que van camino de lo primero, este primer disco, Soundtrack for a winter´s tale (Subterfuge), llega como un gran salto que viene precedido de muchas pisadas sobre las tablas y horas de trabajo en el local. La voz que asombra de Miryam Gutiérrez y la presencia de Aníbal Sánchez, multiinstrumentista de las cuerdas, que son algo así como rockeros, herederos de último folk, o, ojo, que dice el Arizona Vielba (una vez más, enseñándonos a transgredir sin agredir las etiquetas): "Somos todos cultura pop", of course, han llegado con una colección de canciones que pedían un tratamiento de lujo, como el que tienen, en este larga duración.

Sería un error (sin ensayo) pensar en este Soundtrack for a winter´s tale , que se me ha quedado atascado en la disquetera de mi coche y de mi corazón, en plan aquí te pillo aquí te mato. Ni The Bright ni Subterfuge se lo merecen.

Para que pase más gente, dice Fernando Trueba que está harto de los mensajes cortos, comprimidos. En referencia a la moda de contar la vida en cuarenta palabras. Y acierta, que el relato hiperbreve ya estaba inventado. Y, además, el pop grande nunca ha querido extenderse más allá de lo necesario.

Es decir, Soundtrack for a winter´s tale no es un recurso para enlatar doce canciones. Se dice que las canciones crecen en directo. Pues aquí ya vienen creciditas. Canciones producidas sin un gramo de grasa. Con bajos y baterías, y más. Sorprendentes algunas, porque también brillan cuando parecían destinadas al último intimismo. Y otras, que son pura ensoñación en este cuento de invierno. Y, en general, nervio sin perder los nervios. Un viaje a medio tiempo con picos de intensidad que resultan tan calculados como intuitivos.

Soundtrack for a winter´s tale son canciones para toda la vida. Aunque, en manos de Miryam y de Aníbal, haya que pensar que esto es solo el aperitivo de una carrera larga, en la que como solitarios pescadores a la antigua usanza buscan nuevos caladeros creativos. Que llegarán. En su momento. Porque ahora toca inventarse un concierto imaginario de doce canciones para un solo espectador.

El sillón ese no está mal. Se baja la luz del salón y se enciende la del play. Y comienza el espectáculo a recuperar, como en los viejos tiempos, en que un nuevo disco en casa era un acontecimiento. The Bright, Miryam Gutiérrez y Aníbal Sánchez presentan cada canción. Usted puede reflexionar.

(Apague su móvil)

Soundtrack:

The Bright: "La canción que no te puedes quitar de la cabeza al despertar. El invierno, la noche y el sueño a ritmo de folk".

Esta canción camina a pasos rítmicos folk para echar a andar el disco. Hay llamada, propuesta e invitación. Si hay canciones que transportan, esta es una de ellas. Que empieza como un susurro para pasar a la acción, como una declaración de principios.

Waving Flag (outside):

The Bright: "Las ganas de escapar, de volver a tu lado primitivo aunque al final permanezcas atado a tu asta, clavado como un bandera ondeante".

Ya estamos subidos al viaje de The Bright. Hay una guitarra cansada para que luzca la voz. Instrumentación delicada, cuerdas sugerentes y un fondo que palpita.

Your private garden:

The Bright: ‘Guitarras eléctricas para construir nuestro jardín privado, donde guardamos todas nuestras cosas. Donde jamás nadie podrá alterarlas’.

Las guitarras soñadas, el ritmo que todos deberíamos imponernos para caminar con energía y sensibilidad. Aquí hay todo un hit de vocación intemporal. Como esas grandes canciones de siempre, que pasan a formar parte de las antologías. Un canción total.

Sweet Lady:

The Bright: ‘Tan cerca y tan inalcanzable. Cuando ella llega todo se detiene. Esta canción habla de ese segundo en el que todo se detiene’.

Las guitarras se conjugan para que nos enfrentemos a una voz en plenitud. Con un dominio absoluto de frases alargadas. Acordes que llevan a territorios comunes para caminar sin mover los pies.

Question (inside):

The Bright: ‘La canción más oscura del disco, muestra ese lado que a veces es mejor sacar a propósito para poder controlarlo a tiempo’.

A estas alturas ya se puede decir que el poder de seducción de lo que cuentan y cantan The Bright se ha impuesto. Los códigos del folk ceden para entrar en territorios circulares.

Rocking Chair:

The Bright: ‘La mecedora, el banjo y la soledad. El paso del tiempo va haciéndote cada vez más pequeño, hasta que te pierdes por completo’.

Si esto es The Bright, tenía que haber una canción así. Cuando el folk cobra su valor universal. Una de esas canciones para tocar toda la banda juntos y presumir de eso, de estar juntos.

Odd Towns:

The Bright: ‘Las ganas de huir cuando ya no puedes tomar el control de lo que tienes delante. El destino se va definiendo poco a poco, al igual que la canción’.

El clasicismo para ser novedosos. Es decir, para dibujar el lenguaje propio al que deben aspirar los grupos desde que deciden encender sus amplificadores. Pone a prueba la solvencia de la complicidad de The Bright. Sobresaliente.

Coffee and Wine:

The Bright: ‘Primero un café y después un vino, día tras día. La lucha contra la monotonía a base de guitarras country y batería con ritmo de tren’.

El viaje hecho canción. Tan dulce como el aire que no se siente al otro lado de la ventana. Guitarras protagonistas que complementan a la perfección la voz rítmica.

Deadweights:

The Bright: ‘El hermoso regalo de nuestro amigo y productor Juan Marigorta, nunca una canción triste nos hizo tan felices’.

Marigorta crea una canción que define a la perfección el territorio The Bright. Vuelven los sonidos de las viejas bandas en manos de Miryam y Aníbal, insultantemente jóvenes. Background y pasión de fans.

Losing your way:

The Bright: ‘Ecos de Lucinda Williams y rock fronterizo adornan una canción para escuchar mientras te lames las heridas’.

La limpieza de la guitarra solista le echa un pulso de empate a la voz. La cadencia de esa forma de cantar ya cuenta con esa rara virtud de explicar lo escuchado anteriormente.

They´ll go away:

The Bright: ‘¿Te dejarán escapar? Electricidad, psicodelia y fuzz para cerrar el disco’.

Da gusto llegar a estas alturas del viaje y sentirse frescos e invadidos por el sonido The Bright. Y también resulta tan grato como clarificador descubrir una canción eléctrica que no necesita de aspavientos para ser enérgica y remover el repertorio. Tan impecable, tan sorprendente como necesaria.

Cowgirl in the sand:

The Bright: ‘El último bis, una sencilla versión de Neil Young aprovecha los últimos surcos’.

Palabras mayores que demuestran un compromiso con un grande. Llevan a su terreno a parte importante de la historia del rock-folk. Y para el que escucha es un regalo final, con acorde que acaba invitando a volver a este "Soundtrack for a winter´s tale", un invento que golpea en lo más profundo, para sentirse bien, a fin de cuentas, en los brazos de The Bright.

Pacho Rodríguez, periodista