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Consolidada como una de las bandas más relevantes de la nueva escena independiente española, Niña Polaca continúan demostrando por qué su voz se ha convertido en una de las más reconocibles y necesarias de su generación.
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Después de desvelar la primera pista sobre el que será su tercer álbum, previsto para abril del 2026, con la reflexiva “Suena ABBA cuando enciendes el motor» , Niña Polaca se pasan el juego desafiando las normas de la industria musical lanzando como segundo single “La Codicia y Capital de las Fuerzas Extranjeras” , una desgarradora denuncia del destrozo que sufren nuestras costas y a la vez una declaración de amor al Mediterraneo , inspirada en Serrat y Lluis LLach.

Siete meses escuchando a Serrat y a Lluis LLach de forma compulsiva llevaron a Surma, cantante y compositor de Niña Polaca, a sentirse identificado por ese amor hacia su tierra en canciones como «País Petit» o “Mediterráneo» y a la vez se dio cuenta de que ese paisaje ya no existe. El dolor que sintió le rompió por dentro y fue el motor de la rabia que escribió esta canción.
Tras varios años de progresión exponencial, con salas llenas y canciones que han conectado con millones de personas, como pudimos ver el pasado mes de octubre cuando reunieron 16.000 personas en el Puente del Rey en Madrid, Niña Polaca comienzan una nueva etapa, más reflexiva y comprometida, cuyo primer adelanto fue “Suena ABBA cuando enciendes el motor» y ahora nos revuelve exponiendo uno de nuestros mayores problemas : la turistificación, gentrificación y los abusos del capitalismo, con “La Codicia y Capital de las Fuerzas Extranjeras” , el segundo adelanto de su nuevo álbum, que verá la luz en abril de 2026.
Niña Polaca ya están confirmando los primeros festivales del 2026 como FIB, Portamérica, Festival Mediterránea o Vive Linares.

«Llevo unos 7 meses escuchando de forma compulsiva a Serrat y Lluis Llach.
En cierto momento escuche «País petit» y «Mediterráneo» muy seguidas.
Y me paré a pensar. Eran canciones antiguas pero no tanto y hablaban de mi tierra. Pero, aún sabiéndolo, y explicando a la perfección lo que yo sentía para con ella, me di cuenta de que ese sitio que describían ya no existe.
En cierto momento escuche «País petit» y «Mediterráneo» muy seguidas.
Y me paré a pensar. Eran canciones antiguas pero no tanto y hablaban de mi tierra. Pero, aún sabiéndolo, y explicando a la perfección lo que yo sentía para con ella, me di cuenta de que ese sitio que describían ya no existe.
Y me dolió.
«La codicia y capital de las fuerzas extranjeras» habla de ello. De cómo, teniendo como don y patrimonio una de las esquinas más bonitas del mundo, y una de las culturas más ricas e increíbles, hemos decidido vendernos, ni siquiera al mejor postor, si no al más fácil.
Lo pienso cuando veo bajar hordas de turistas de masas de hierro flotantes, cuando he subido a ver atardecer a la Ereta.
Lo pienso cuando paso por barrios conocidos, donde he crecido, tanto en Madrid como en Alicante, convertidos en decorados con gente extraña paseando, mirando anonada lo que se supone que es este país, pero que en realidad no es más que sombra de lo que algún día fue, hace no tanto, fue.
Lo pienso cuando veo fotos de los 70 de la playa de san Juan y tenía dunas y no rascacielos. Y tenía barcas en la Zofra y no castillos hinchables en lo que algún día fue una pradera de poseidonia.
Lo pensé cuando fui a la Costa Brava, a casa de la abuela de Kobbe, y al lado de costas que fueron pintadas por sorolla, no quedaban rastro de los pinos que algún día tocaban la arena y solo había carteles de paella con guisantes.
Supongo que esta canción es la forma que he tenido de preguntarme que hemos hecho con algo tan bonito, y sobretodo, porque lo hemos vendido tan barato, siendo algo completamente único.
No tenemos muy claro que esto sea un single como la industria entiende un single, pero sí que tenemos claro que hace bastante que la música que escuchamos ya prácticamente nunca dice nada, y esta esquina de la cultura se está volviendo como estos coches nuevos que solo son grises o como un edificio neo desarrollista y falto de identidad de estos que últimamente copan las periferias. Línea blanca línea negra, mismo material ya estés en Bilbao que en Málaga. Supongo que es una pequeña forma de rebeldía, esperamos que no moleste.» Álvaro Surma




